sábado, 16 de julio de 2011

El fin de Webó

Siempre se van los mejores. Se dice cuando la palma alguien, sea quien sea, o cuando llega el verano y el Mallorca sufre un expolio constantemente. Sea por traspasos, la mayoría, pero también porque quieren dedicarse a ser sacerdotes o porque no están a gusto y la pela tira mucho. Webó se ha unido a este carro.

Y es una pena. Webó lleva 4 años en Mallorca a un gran nivel. Llegó gratis procedente del Osasuna y se le acogió con cariño, como todo camerunés que llega al Mallorca. El primer año atravesó dos profundas lesiones que apenas le dejaron lucirse. Luego, cuajó una temporada más floja y sonó para ser incluido en un ERE de jugadores durante la no-propiedad de Carlos Gonzalez. Pero Webó siguió a lo suyo, trabajando, entrenando, cuando le tocaba jugar cumplía. Trabajador incansable que nunca deja de pelear. No es un derroche de técnica, pero siempre se vacía. Cuando le tocaba salir 1 minuto para perder tiempo, no se quejaba. Alguno tiene que hacerlo y Webó asumía su función.

El verano pasado, de nuevo fue duro. Serra quería quitarselo de encima, y además de no disimularlo, cuenta con mucho apoyo mediatico. Se llegaron a titular cosas duras contra Webó. Pero se quedó. Y menos mal. Se convirtió en el máximo goleador del equipo, realizó actuaciones decisivas y posiblemente sin él, el Mallorca ahora estaría en segunda. Pero, ahora, Webó, el que siempre trabajó, entrenó, fue un ejemplo de compromiso y profesionalidad, aconsejado por su buitre-representante, ha cruzado la linea tan de moda entre futbolistas grandes, negarse a jugar para forzar una salida.

Los equipos deben hacer algo. Deben dejar de nutrirse con gente como Quilón o como Casal. Buitres despiadados que en colaboración con secretarios técnicos débiles y al olor de jugosas comisiones colaboran en el reparto del pastel. 

Para esto no hay soluciones. Todo el que se planta así, acaba logrando su objetivo de salir. Veremos a donde, y por cuánto. Pero Webó no seguirá en el MAllorca. Y se marchará dejando el peor de los recuerdos. Es lo que sucede cuando lanzas estos ordagos. Si los futbolistas tuvieran sentimientos y personalidad posiblemente no harían estas cosas. Pero son así... 

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